7.14.2009

Lloran las lloronas...

Hablamos en los pasillos, en los pequeños box de producción, a las apuradas mientras termina mi programa y comienza el suyo. Un minuto y medio, máximo dos. Si uno apretujara esos ratitos de todo un año adentro de un reloj, no completaría doce horas. Es el momento del pase. Las charlas se mezclan, se suporponen, se entrelazan entre lo que pusiste al aire, lo que vas a poner, si saliste anoche, si cobraste, si te sentís grande, si tenés el número de tal, si es mejor la notebook o la palm, si conocés a fulano, si te cuidás en las comidas y si estás harto de trabajar.
Así, a las corridas, le mostré este blog. Lo entendió enseguida y me habló de la invisibilidad del productor. Una metáfora muy cercana a otras que yo vengo pergeñando hace tiempo. Nos reímos los dos. Nos acusamos de lloronas. Nos reímos más. Le pedí que lo escriba. Aquí va su texto.

Diego Huberman,
Productor, escritor y guionista. Ocasionalmente autor teatral.
Marcada preferencia por los pepinos agridulces y el vino tinto.
Prohibido salivar en el suelo y conversar con el conductor.

El oficio invisible


Dejar para otro momento la mirada sobre el oficio periodístico es una acción que tiene ribetes heréticos dentro de una profesión que es vista de frente, y que pareciera no tener espalda ni mucho menos relleno.

Sin embargo, quienes trabajamos en medios audiovisuales sabemos que el trabajo periodístico tiene volumen, que sus figuras son reales y tienen movimiento.
En realidad, sabemos muchas cosas, pero más allá de la afirmación canallesca, sabemos cómo funciona un medio.
Es un saber extraño, que muchas veces proviene del rol que se ocupe en la máquina informativa.

Mucho de ese saber proviene de la naturaleza invisible de algunos roles, una suerte de poder de superhéroe, que en palabras de Borges, nos exalta y aniquila y nunca sabemos qué es.
Es la particularidad de la invisibilidad, una afirmación con carácter negativo, una no cosa, algo percibido por su ausencia.

Varios oficios relacionados con la tarea periodística son invisibles, pero los productores convierten un choque en entrevista, o un diputado en declaraciones.
Esa magia consumada a fuerza de llamados realizados más allá del espacio y del tiempo, convierte un libro en noticia, pero el libro es para otro, un producto en novedad, pero el regalo y cortesía no le pertenecen, una revista en tema de debate, pero hay un solo ejemplar y un periodista brusco en una persona culta, pero nadie lo sabrá.

Pueden pasar años, de hecho muchas veces pasan, y en el caso de la radio, dos vidrios capaces de sostener el secreto y el silencio separan al productor de su producto.
Se habla, se dice, se ríe, se anuncia y en cada final, casi como un reflejo o una mueca, se dirá el nombre o el apodo del que puso el banquito en el rincón y ajustó los guantes, el que cicatrizó la herida y acomodó el protector bucal cuando se encendió el cartelito con la palabra aire, que también es invisible pero está y es indispensable.

No hay gremio de invisibles, lógicamente.
La mayor parte de las legalidades derramadas frente a los micrófonos no los afectan.
El beneficio es el aprendizaje, a la usanza medieval, para poder atravesar los vidrios y encarnar, o para ser y hacer otra cosa en la dimensión de los reales.

Lloran las lloronas invisibles, mientras acomodan diarios y llevan café, lloran en secreto con otras lloronas que son mayordomos que “cortan oyentes” y ordenan las tandas, lloran entre ellos durante cada nota, lloran también a fin de mes.
Pero nadie se da cuenta, son invisibles, ni siquiera ellos mismos se ven.

1 comentario:

Cítrico dijo...

Excelente lo que escribe Diego, muy cierto.
En mi carácter de doble agente puedo dar fe del excelente profesional que es. Como "prensero" (que palabra de mierda)digo que Diego es un productor muy educado; sabe pedir las cosas y está lejos de toda histeria. En mi carácter de productor; cuando supe que había escrito un interesantísimo libro sobre un tipo que hacía llover, me di el gusto de hacerle una nota en el programa que produzco.
Que existan profesionales como él nos reconcilia con la profesión.
Saludos a todos

30.000

30.000

Seguidores